Combustión.

Arderé,
con todo y con todos
para luego renacer.

Para ser pasado en futuro.

Para tener
la esencia de lo ardido
en mí, en uno

Para ser todo, lo que todos y a la vez distinto.

Hay veces.

• Hay veces que simplemente ocurre, sin avisos,
  y así es mi estilo.
  No echo en cara las decisiones tomadas,
  pero las consecuencias siempre serán aplicadas.
  
  La calma que precede a la tormenta
  no deja de ser otra tormenta.
  
  Y así, siempre en paz,
  entre rayos, truenos, centellas y silencios,
  ningún grito será escuchado, ningún problema llegará a puerto.
  Todo ahogado, muerto,
  inerte,
  por no saber adaptarse,
  por no aceptar como paz
  la tormenta constante.

La libertad.

21 gramos que pesa el alma,
pero es el peso de las condenas lo que nos ancla.
Vete al horizonte, vete a la deriva.
Intégrate en el amalgama de todo cuanto respire,
de todo cuanto inspire,
de todo cuanto exista.

Resuena con las personas,
resuena con el mundo,
resuena con el cosmos,
resuena con lo propio.

Crea tú el grito,
y sé el eco que acompaña.

Nadie se libra.

La paz y las voces
de los que lucharon y hoy yacen mudos.

De los que nunca se fueron del camino
por ser fieles siempre a sus principios
pese a la dificultad del objetivo,
a su sacrificio.

De los que nunca se creyeron las mentiras
ni las verdades de este mundo.
De aquellas
que buscaron la igualdad, la justicia,
ignorando su vida.

De los que sangran vida,
de los que vivieron sangre,
de los que se negaron a vivir
por debajo de sus posibilidades.

Oda a la cerveza.

La vida no es bella,
bella es ella.
Transparente u opaca
depende de la ocasión.

Bella es ella
cuando la cojo por el cuello,
y la acerco a mis labios.
La saboreo un poco
y luego va del trago.

¿Final inesperado?
Es una oda a la cerveza.
El único amor que me cala las venas,
el único que me libera la cabeza.